Si he de
resaltar algún logro del 2022, será haber recuperado en gran medida la salud.
La calidad de vida a la que me creí negada. Perder peso fué la consecuencia del
proceso. He leido y escuchado a personas
cercanas y queridas criticar duramente a quienes optan por la ‘cirujía
bariátrica’. Entiendo que la ligereza de juicio se debe a la desinformación
como yo misma me ví atrapada en alguna ocasión. Y esque el problema de la obesidad
es tan complejo y puede ser tan profundo que no se supera con un ‘curita y una
aspirina’.
También sé en
primera persona que la solución integral debe contener no solo mejores hábitos
alimenticios, sino una sana relación espiritual con Dios y con nosotros mismos.
Requiere además disciplina, voluntad, ayuda psicológica, motivación y
convicción personal; y si fuera necesario, ayuda médica quirúrjica y lo que
haga falta para reestablecer la dignidad ante nuestros propios ojos.
Quienes han
criticado a los obesos, no se detienen a pensar que detrás de una aparente
sonrisa en respuesta, se guarda culpa, verguenza, complejos y el anhelo de
salir de esa situación sin saber cómo y por dónde comenzar. Decir
deliberadamente que solo se necesita fuerza de voluntad y una buena dieta, es
tapar el sol con un dedo.
Pues bien queridos
amigos, si eres tú uno de los que piensan que bajar de peso solo es cosa de ‘cerrar
el pico, hacer ejercicio y orar’, tienes la verdad a medias. Debes saber que la
cirujía bariátrica es mucho más que un ACTO DESESPERADO de ayuda. Es un recurso
que te da una herramienta con la que es posible recuperar una vida sana.
También es
cierto que igual de importante es ubicar nuestra mente en la motivación
correcta. La cirujía no es un proceso mágico, puede resultar doloroso, costoso
y en vano si tú mismo lo tomas como ‘otra sopita quema grasa’ porque además es
un cambio radical y PERMANENTE.
Bajar de peso y
verte bien debe ser lo último en la lista de tus prioridades; en particular si
padeces diabétes, hipertensión y en riesgo de disfunción renal. Sepan además
que quienes llegamos a este punto de la cirujía, hemos caminado largo rato en
dietas, programas, productos con poco o casi nada de resultados; y en
consecuencia se fortalece la decepción en nosotros mismos. Alguna vez leí por
ahí que cada uno se hace una imagen de simismo y cuando esta imágen cambia,
perdemos identidad. En este proceso hay que re-aprender a concebirnos con otra
imágen, ya no nos parecemos tanto en el espejo, comemos otras cosas, comenzamos
hábitos distintos a los que por años hemos ejercido.
Sepan que
perder peso, en particular a quienes nunca hemos sido delgados, es más que una
talla en el pantalón. Lidear con la forma en que las personas nos hablan, nos
ven y nos tratan, créanme ES MUY DIFERENTE. No sé si mejor o peor, solo
diferente. Con obesidad yo sabía mi lugar, me sabía proteger de la crítica, las
burlas o el rechazo. Pero con esta ‘nueva’ imágen no he tenido que aprender a
asumir el nuevo rol en la sociedad.
Bajar de peso no es todo un sendero de rosas, y aunque es increíble ver
los números de mi glucómetro en la mañana, o los números en la báscula, sigue
siendo un reto cada día por conocerme, reinventarme y aceptarme ahora así, tal
y como me veo en el espejo.
A tí que estás considerando
la cirujía gástrica, sea manga o bypass ¡espera! reflexiona y sé bien conciente
contigomismo antes de modificar tu cuerpo de manera irreversible. Pregúntate
¿Porqué quieres la cirujía? ¿Estás dispuesto a cambiar incluso tus gustos
(alimentos, hábitos, amistades, percepciones...) por el bien de timismo?
Te diré algo,
si solo buscas bajar de peso, es verdad que quizá no necesitas la cirujía. Te
reto a que hagas la dieta pre-operatoria ¡te sorprenderás!, yo bajé varias
libras pero... mis niveles de azúcar en la sangre seguian peligrosamente altos,
la cirujía era necesaria.
Ahora bien, si
después de haber orado y meditado a conciencia, consideras que debes proceder,
entonces que nada detenga tu camino. Ni críticas, ni juicios, ni burlas, nada.
Sé el constructor de tu propio destino, no un expectador. Decide en pro de
timismo porque nadie lo podrá hacer por ti.
¡Dios contigo!